Poco o nada se ha dicho o escrito sobre el nuevo atentado contra la libertad de expresión perpetrado por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro contra el periodista venezolano David Natera, director del periódico Correo del Caroní, encarcelado a 4 años de prisión por investigar casos de corrupción relacionados con la compañía minera estatal Ferrominera y que salpica presuntamente a miembros del gobierno de Maduro.

No he escuchado a los defensores de la libertad, a los detractores de la Ley Mordaza ni a los que siguen hablando de presos políticos y se alegran de la excarcelación de proetarras ni una sola palabra de condena contra la falta de libertad que existe en Venezuela. Ni tampoco para pedir la libertad de los presos políticos, que cumplen condena en el país latinoamericano, como es el caso del dirigente opositor Leopoldo López, también en prisión bajo la falsa acusación de orquestar un golpe de estado y de ser el responsable de las revueltas sociales, que costaron la vida a varias decenas de personas. El propio fiscal Nieves reconoció que se inventaron pruebas y se falsearon declaraciones para meter en la cárcel a Leopoldo López. Así es como funciona la justicia en Venezuela, un país que es modelo para algunos, donde se conculcan permanentemente los derechos fundamentales y donde no hay ninguna clase de garantias procesales.

El Gobierno de Maduro, asesorado por los señores de Podemos, inventa falsas acusaciones para amedrentar y acallar a la prensa independiente y poder controlar los medios de comunicación a su antojo para perpetuarse en el poder.