Podemos y Pablo Iglesias, monta tanto, tanto monta, nunca han tenido entre sus prioridades formar un gobierno de progreso y reformista sino eran el único interlocutor y llevaban la voz cantante. La arrogancia les ha llevado a pedir la vicepresidencia y distintos ministerios como si hubieran ganado las elecciones.

Desde el primer momento han despreciado y ninguneado el pacto que el PSOE firmó con Ciudadanos y lo han utilizado como excusa para no apoyar a Pedro Sánchez en la investidura. Pero las razones del no acuerdo son, obviamente, otras muy distintas. Pablo Iglesias quiere ser el próximo presidente del Gobierno.

El pacto con Ciudadanos contiene una serie de propuestas encaminadas a regenerar la vida democrática de este país, que falta le hace, con escándalos de corrupción por doquier, tras cuatro años de mayoría absoluta del PP, como es el fin de los aforamientos . Recoge medidas de carácter social, como la derogación de la reforma laboral, de la LOMCE o la subida del SMI, que cualquier socialdemócrata suscribiría. Podemos ha reventado ese pacto, llevándolo a consultas, a sabiendas de que va a fracasar.

La estrategia de los podemitas consiste en responsabilizar al otro, en este caso el PSOE, del fracaso de las negociaciones.

El PSOE sigue en sus trece de seguir intentándolo porque entiende que es lo mejor para España, pero es imposible alcanzar ningún tipo de acuerdo cuando el otro interlocutor lleva bajo el brazo una serie de propuestas, incluido el referendum de autodeterminación en Cataluña o el descomunal aumento del gasto público, vía subida de impuestos, inasumibles en un estado de derecho.

Queda de manifiesto, pues, que no han querido el acuerdo, a pesar de la mano tendida del PSOE y vamos abocados a unas nuevas elecciones generales, a pesar del hartazgo de los ciudadanos, que lo último que desean es ir de nuevo a otros comicios, que van a dejar un escenario muy parecido al actual y donde probablemente habrá que volver a negociar para formar gobierno.

Habremos perdido tiempo, dinero y, sobre todo, un momento histórico para el cambio en este país.