Estamos inmersos en un auténtico circo mediático, que ralla el esperpento valleinclanesco. El PSOE echa la culpa a Podemos del fracaso de las negociaciones; Podemos hace lo propio con el PSOE y dice que los socialistas no han querido el acuerdo; Ciudadanos responsabiliza al PP por no mover ficha y acusa a Rajoy de inmovilista y el PP abronca a los socialistas por negarse a negociar un gobierno de coalición. Todos enzarzados en discusiones bizantinas. ¿Y quién paga el pato de todo este desaguisado?: Los ciudadanos.

Con este panorama y estos mimbres, el cineasta valenciano Luis García Berlanga tendría un filón para hacer una gran película coral, como ya hiciera en su famosa trilogía sobre la familia Leguineche con la Escopeta Nacional, Patrimonio Nacional y Nacional 3.

La pregunta que me hago y que se harán muchos de ustedes, con razón, es por qué han tenido que pasar casi 4 meses desde que se celebraron las elecciones para estar exactamente igual que al principio. Sin Gobierno. Si todo esto se sabía de antemano y el acuerdo era imposible, y todo ha sido una escenificación de cara a la galería, para qué todo este postureo?. Nos podríamos haber ahorrado muchos bochornos, sobre todo, de cara al exterior, donde hemos dado una imagen penosa, con una clase política incapaz de ponerse de acuerdo en lo fundamental, sobre todo, en un momento especialmente delicado, cuando en muchos países de Europa funcionan y muy bien, por cierto, las grandes coaliciones con gobiernos conservadores y socialdemócratas. Pero para que eso se pueda dar hacen falta dos cosas: voluntad política y unos dirigentes que estén a la altura de las circunstancias y ni una cosa ni otra se cumplen.