Nicolás Maduro ha vuelto a reprimir por la fuerza que no por las urnas cualquier intento de democratizar el país. La oposición ha salido nuevamente a la calle para reivindicar sus derechos y reclamar la vuelta a la democracia y lo ha hecho pacíficamente. Las imágenes de la policía cargando sobre los manifestantes con gases lacrimógenos nos recuerdan la peor de las pesadillas, de un régimen que se descompone a marchas forzadas y cuyo aislamiento internacional es cada vez mayor. Los datos económicos lo dicen todo: Hiperinflación entre 1.700 y 2.200% y contracción del PIB del 8% para 2016.

Venezuela es hoy un país en clara emergencia social y económica.

Mientras en España, los defensores de Maduro y de su régimen dictatorial, los podemitas y sus socios, alegan que la oposición, que ganó las elecciones de forma clara y rotunda, "quiere desestabilizar las instituciones democráticas de Venezuela" (?). Esta afirmación la ha hecho un representante de IU.

Un país que encarcela a los disidentes, persigue a los periodistas, conculca y cercena derechos fundamentales no es ejemplo de democracia ni de nada que se le parezca.