Desde que Podemos e IU sellaron el acuerdo para ir juntos las próximas elecciones generales tengo más claro a quién votar.

Las encuestas en intención de voto apuntan a que la coalición que se presenta bajo el nombre Unidos Podemos, que incluye también a Equo, podría arrebatar al PSOE la hegemonía de la izquierda, lo que convertiría al PSOE en la tercera fuerza política, si es que finalmente se confirman los pronósticos, que dan la victoria al PP y el segundo puesto a Unidos Podemos.

Pero no parece descabellado pensar que esto pueda ocurrir, máxime cuando el partido de Pablo Iglesias está sacando provecho electoral de todos los casos de corrupción que se van conociendo y que salpican a buena parte del PP, que poco o nada ha hecho para contenerlos y combatirlos.

El conocido como "sorpasso", objetivo final de Pablo Iglesias desde que saltó de las aulas a la política, podría consumarse. Sólo una alta participación y una serena lectura de lo ocurrido desde el 20-D hasta hoy, de cómo ha actuado cada uno de los partidos podría evitarlo. Creo que es importante reseñarlo porque mientras unos han tenido una visión de Estado, anteponiendo el interés general a los intereses particulares y presentando alternativas serias de gobierno plasmadas en un acuerdo, que incluía medidas sociales y económicas de gran calado, como fue el acuerdo firmado entre el PSOE y Ciudadanos; otros, en cambio, han preferido el inmovilismo.

Podemos ,que reclamaba un gobierno de talante progresista y reformista y que lo tuvo en sus manos , prefirió, sin embargo, aliarse con el PP y mantener a Mariano Rajoy en Moncloa antes que pactar con el PSOE, montando una pantomima de mano tendida de cara a la galería, cuando realmente lo que estaba buscando es una nueva convocatoria de elecciones y convertirse en el nuevo referente de la izquierda de este país, fagocitando al PSOE al igual que ha hecho con IU.