Es una inmoralidad atroz, además, de un atentado contra los derechos humanos, que con casi 5 millones de desplazados por la guerra en Siria e Irak, España tan sólo haya acogido a 20 familias, que huyen de la guerra de sus países y que solo buscan vivir en paz y regresar a sus casas lo antes posible, cuando la guerra, por fin, haya finalizado.

Es más que obvio, que Europa ha fracasado absolutamente en su política de refugiados. Solo un país como Alemania y su canciller Angela Merkel, tantas veces criticada por otrascuestiones, está dando ejemplo de solidaridad, acogiendo en su país a un número elevado de personas y con leyes para su plena integración. No así el resto de Europa, incluida España, más preocupada con aplicar políticas de ajuste fiscal y monetario, que por salvar la vida a las personas y dar solución a este terrible drama humano.

Mientras se habla de cupos, que tampoco se cumplen o se desmantelan campos enteros de refugiados, donde malviven pertrechados en tiendas de campaña y en unas condiciones deplorables; cientos de migrantes mueren engullidos por el mar, tratando de llegar a la costa. Parece que ya nos hayamos acostumbrado a las terribles noticias que nos llegan día sí y día también, informándonos de un nuevo naufragio con cientos de muertos en esas infames lanchas de plástico a merced de las mafias.

La Europa próspera, rica y de las oportunidades no es más que un espejismo.