Los gais, lesbianas y transexuales de este país tienen todo el derecho del mundo a manifestarse y a reivindicar sus derechos, tantas veces pisoteados. Ojalá se atiendan esas reivindicaciones por las que tanto han luchado a favor de un mundo más justo e igualitario. Aprovecho la ocasión para solidarizarme con todo este colectivo, que ha sufrido una auténtica masacre en el atentado de Orlando, con más de 50 muertos y medio centenar de heridos. Mi solidaridad más absoluta con todos ellos y también con sus familiares y amigos.

Bajo el lema “Contra la sagrada opresión. Ama como quieras”, el grupo Endavant ha convocado una manifestación para el próximo sábado día 18, donde la imagen del cartel anunciador muestra a dos vírgenes, la Virgen de los Desamparados y la de Montserrat, dándose un beso. A parte del mal gusto que han tenido al confeccionar el cartel, mostrando esas imágenes, es, además, ofensivo para los creyentes. Seguramente, el preciado diseñador no se atrevería a mofarse del islam y a ridiculizar a Mahoma. Pero como es un valiente del carajo ha elegido de nuevo a los católicos para sus inquinas personales.

Me consta que la asociación del colectivo GayValencia (LGTV), también convocante de la manifestación, se ha desmarcado del cartel.

Creo que es, absolutamente, compatible el derecho a manifestarse, con el respeto a otras creencias, en este caso, la católica, pero me valdría cualquier otra confesión religiosa.

Del mismo modo que critico este modo de proceder, también me parecen miserables las palabras que el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares ha dedicado a este colectivo, al que calificó durante una homilía de “imperio gay” y de poner en peligro la familia cristiana. Tampoco al Papa Francisco le gustaron demasiado estas palabras ni a la fiscalía que ha admitido a trámite una querella por incitación al odio.