Varios municipios de la Comunidad Valenciana como Bolbaite, Terrateig o Carcaixent han sido noticia estos días por los incendios forestales, que se han registrado en sus términos municipales. Varias urbanizaciones y hasta un hospital han tenido que ser desalojados, como medida de prevención, ante el avance del fuego.

Aunque todavía no se conocen con exactitud las causas del fuego, todo parece indicar que han sido intencionados. En el momento de redactar estas líneas, el incendio de Carcaixent que ha arrasado más de 2000 hectáreas, de gran valor ecológico sigue activo, a pesar del gran despliegue de medios, tanto aéreos como terrestres, que están trabajando para su extinción. Incluido el ejército, a través de la UME (Unidad Militar de Emergencias).

Al margen del coste medioambiental que se produce cuando se origina un incendio y que tarda varias décadas en poder regenerarse, se calcula que sobre 40 años, hay que sumar las graves pérdidas, muchas veces en vidas humanas y siempre en especies de flora y fauna, de las que muy pocas veces se habla.

Cuando se origina un incendio siempre hacemos balance de las hectáreas quemadas, pero muy pocas veces o casi nunca, del número de animales, que perecen pasto de las llamas. Son cientos, miles, las especies que mueren., alguna de ellas en peligro de extinción.

Se suelde decir que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando arrecian fuertes lluvias y tormentas. Cierto. Con los incendios pasa algo parecido. Durante todo el año nos olvidamos del riesgo de que se produzca un incendio y solo cuando ya no tiene remedio, nos acordamos. Demasiado tarde. El fuego se apaga en invierno. El monte está sucio. No se limpia. Se ha acabado con las labores de pastoreo, que tanto bien hacían al monte, limpiándolo. Los cortafuegos no sirven. Las brigadas forestales no cuentan con los medios ni con la preparación adecuada para actuar eficazmente en un incendio de grandes dimensiones. Faltan campañas de sensibilización, como las que se hacían antes en los medios de comunicación. Los recortes que se han aplicado también han pasado factura porque cada vez se destina menos dinero y menos medios a la prevención de incendios. El cambio climático también es un factor decisivo y por desgracia cada vez más se van a producir más incendios y catástrofes naturales como tsunamis o lluvias torrenciales, como consecuencia del calentamiento global. Tampoco la nueva Ley de montes, que sustituye a la anterior, y que contempla urbanizar en suelo quemado, sin que tengan que transcurrir 30 años como antes, dejándolo al arbitrio de las Comunidades Autónomas, que tienen competencia en esta materia, favorece la lucha contra los incendios sino que más bien beneficia la especulación.