Tras la trágica muerte del torero Víctor Barrio se han sucedido multitud de tuits en las redes sociales, celebrando la muerte del diestro segoviano. Se han dicho y escrito auténticas barbaridades, algunas de las cuales están siendo investigadas por la fiscalía y la Guardia Civil por si fueran constitutivas de un presunto delito de incitación al odio, que en mi modesta opinión, claramente lo son.

Utilizar las redes sociales o cualquier otra plataforma digital o no, para lanzar mensajes ofensivos, muchas veces desde el anonimato, no deberían quedar impunes.

Ante estos nauseabundos comentarios, solo cabe la repulsa más rotunda y contundente.

Se puede ser antitaurino y estar en contra de la fiesta de los toros, como quien suscribe estas líneas, sin desear la muerte de nadie. Me parece tremendo que haya quien anteponga la vida de un animal, por legítima que esta sea, a la de un ser humano. Aplaudir o mofarse la muerte de una persona es de ser un indeseable.

No voy a reproducir la cantidad de salvajadas que se han dicho del torero Víctor Barrio y de su viuda, pero son absolutamente reprobables y están fuera de lugar. No entiendo cómo se puede albergar tanto odio y tanto rencor, por parte de quienes dicen defender a los animales.

No voy a utilizar tampoco los mismos términos que han empleado estos energúmenos para con el torero y su familia, sólo deseo que no tengan que pasar por lo que están pasando en estos momentos la familia y su viuda.

Quiero aprovechar estas líneas para mandarle mis condolencias más sinceras a la viuda y a sus familiares y amigos. DEP