Este es mi pequeño homenaje a dos figuras en lo personal y en lo deportivo como son Antonio San Félix y Rafa Tormo, ambos rondan los 90 años de edad y están más jóvenes de espíritu que muchos de nosotros con la mitad de los años. Rafa, de mayor quiero ser como tú, con ese sentido del humor que no pierdes nunca y que nos contagias a todos. Y es que la edad muchas veces está en la cabeza y en el espítitu y no tanto en los años que se cumplen. Conozco gente con 20, que son unos auténticos carcamales.

Ayer como cada sábado fui a tirar al campo de tiro de Vallada. Buen ambiente y buenos amigos. Antonio San Félix subió más tarde en su coche, que aún conduce. Un flamante Mercedes de color azul de aspecto impecable. Venía de regar los naranjos. Tiró un par de series y después tomó algo con nosotros. Cada tarde Pepe se encarga de preparar la merienda. Atún, montaditos de sobrasada, jamón y unos deliciosos tomates y cebollas, que trae de su propia huerta, criados con mucho mimo. Con su punto justo de aceite y sal. Lo mejor: mojar el caldito con un poco de pan. Normalmente es Manolo el encargado de cortar el jamón, pero a falta de buen cortador, Rubén también tiene oficio y si es menester se pone de maestro jamonero. Su perrita Noa no se separa de él ni un momento y aprovecha los desperdicios que caen al suelo para llevárselos a la boca con una rapidez pasmosa.

Rafa sigue subiendo al campo con su inseparable amigo Pepe Pastor, aunque hace ya un tiempo que no tira debido a un problema en la rodilla, que le obliga a caminar con bastón, pero sigue siendo fiel a sus amigos y a sus almuerzos. También al buen vino. Rafa solía tirar cartuchos recargados por él mismo y cada uno sonaba diferente, seguramente por la pólvora que empleaba.

San Félix, a parte del tiro al plato es un gran adicionado al tiro de pichón a caja y también a la caza. No hace mucho tiempo estuvo en Sevilla participando en un campeonato nacional. No se pierde ninguna prueba por lejos que esté.

Una acusada sordera y con problemas de movilidad en su brazo izquierdo no le impiden seguir practicando su deporte favorito.

Como normalmente los reconocimientos y los homenajes se hacen cuando alguien ha fallecido y de poco sirven entonces, salvo para lamentar no haberlos hecho antes, quiero aprovechar estas líneas para proponer a la directiva del campo de tiro de Vallada, que se celebre alguna tirada en homenaje a estos dos grandes amigos. Se lo merecen.