Ha pasado exactamente un mes desde que se celebraron las elecciones generales del pasado 26-J y seguimos igual que estábamos hace unos meses, es decir, sin gobierno y sin visos de que se constituya "a día de hoy".Pero mucho tendrían que cambiar las cosas para que se produzca el milagro de la gobernabilidad.

Mariano Rajoy no cuenta con los apoyos suficientes para ser investido presidente. Solo Coalición Canaria ha dado el sí quiero, mientras el resto de pretendientes no quieren a la novia en el altar, aunque el matrimonio no sea para toda la vida.

El PP debería dar pasos para que se produzca una relación, aunque sea extramatrimonial y efímera porque de lo contrario nos vemos abocados a una nuevas elecciones. Y aunque nadie lo desea a priori, parece que todos remen en esa dirección.

Los nacionalistas catalanes y vascos, que se abstuvieron para que Ana Pastor fuese elegida presidenta del Congreso, dicen No a la investidura de Rajoy y la nueva Convergéncia de Francesc Homs no descarta apoyar un gobierno de izquierdas y progresista y "mojarse hasta donde haga falta". Habrá que ver si se moja de verdad y se arremanga los camales, cuando Pedro Sánchez le diga, otra vez, No al referéndum de independencia.

Los populares que pusieron el grito en el cielo si Pedro Sánchez negociaba o se sentaba a hablar con los independentistas, no han tenido el menor reparo en hacerlo, cuando son ellos los que toman la iniciativa. Así es la política. De locos.