A raíz de los últimos atentados, la prensa francesa se está planteando, si publicar o no los nombres de los terroristas para no darles publicidad y evitar así darles mayor notoriedad a sus atentados. Varios medios de comunicación como el periódico Le Monde o el primer canal de la televisión francesa, BFMTV, han optado por no publicarlos para no "glorificar" a los terroristas. Otros, sin embargo, como el periódico Libération considera que publicar la fotografía de los terroristas y glorificarlos no es lo mismo.

En cualquier caso, el debate está servido y es muy interesante.

Esta misma cuestión se planteó en España durante la etapa más sangrienta de ETA. Entre los objetivos de los terroristas, aparte de causar el mayor daño posible, está que sus masacres se divulguen en los medios de comunicación para que tengan el mayor alcance mediático posible y se den a conocer en otras partes del mundo. La pregunta que debemos hacernos es si ¿contribuye la prensa en su labor informativa a ese objetivo de los terroristas al divulgar sus atentados o, por el contrario, es obligación de los medios ofrecer una información veraz y rigurosa porque si no lo hacen están contribuyendo a fomentar el bulo y, en consecuencia, la falta de información es aún peor?.

La decisión en este sentido es complicada. En cualquier caso, si se optara por silenciar los atentados terroristas debería ser un decisión de carácter general de todos los medios a nivel mundial y eso es imposible de controlar y de que se cumpla. Hay que informar siempre pero sin caer en el sensacionalismo y huir de lo escabroso.Sí, creo, sin embargo, que en el tema de la redes sociales, principal foco de radicalización de los yihadistas, queda mucho por hacer y hay un vacío legal muy preocupante, que debería corregirse para frenarles en ese objetivo final que persiguen los terroristas y que no es otro que divulgar sus horribles crímenes. Los terroristas que entraron en la Iglesia de Normandia y degollaron al sacerdote octogenario, lo primero que hicieron fue grabar esas imágenes en video y subirlas a la red.

En la etapa más sanguinaria de ETA no existían las redes sociales, como ocurre ahora, principal altavoz de propaganda para los grupos fundamentalistas.

Cortarles esta vía de comunicación y de propaganda es tan importante como hacerlo con las fuentes de financiación, que normalmente proceden de la venta de petróleo en el mercado negro, que otros países compran a un precio mucho más barato.