Nada se ha avanzado en la reunión que mantuvieron ayer Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. El líder socialista sigue enrocado en su No al PP y a Mariano Rajoy.

No es posible un pacto de izquierdas porque la aritmética parlamentaria no lo permite, salvo que el PSOE quiera morir en el intento porque sumarian más los escaños de las fuerzas independentistas y de la extrema izquierda que los votos socialistas. Además, de que sería un engaño a sus votantes y al resto de electores, ya que siempre ha afirmado que no pediría prestado el voto a los independentistas para ser elegido presidente.

Solo hay, por tanto, dos caminos: La abstención del PSOE y el Sí de Ciudadanos a la investidura de Rajoy o la convocatoria de nuevas elecciones, lo cual sería un fracaso mayúsculo y una auténtica vergüenza.

Permitir que gobierne quien ha ganado legitima y democráticamente las elecciones y con más apoyos que el 20-D no es traicionar a los votantes socialistas, es sencillamente tener sentido de estado, altura de miras y responsabilidad ante los acontecimientos tan difíciles que se avecinan y que el próximo gobierno tendrá que lidiar, entre ellos, el desafío nacionalista.

Abstenerse en la investidura no es un Si a Rajoy y a su política de corte neoliberal. Es un Sí a despejar la situación de bloqueo y de parálisis institucional, que no es nada buena ni para el país ni para los españoles.