Los podemitas , tras el fracaso electoral del pasado 26-J, sin ninguna consecuencia política, por cierto, todos siguen en sus cargos y sin ninguna autocrítica sobre por qué perdieron más de un millón de votos, dicen ahora que es posible un pacto progresista con el PSOE y le urgen a Pedro Sánchez a que se decida entre entregar el poder a Mariano Rajoy o a ellos, que son la verdadera y única izquierda. Pero qué cinismo!.

Podemos que tuvo en su mano la formación de ese gobierno progresista y alternativo, que ahora preconiza y alienta se negó en banda a cualquier acuerdo con el PSOE mientras no rompiera el pacto suscrito con Ciudadanos, que recogía 200 medidas. Este es el concepto que tienen estos muchachos de Podemos de los pactos y de los acuerdos, que pueden romperse en cualquier momento. Cómo para fiarse de ellos.

Les recuerdo que el señor Sánchez se presentó a la investidura y solo recabó el apoyo de Ciudadanos, votando en contra Podemos y el resto de formaciones políticas, también los nacionalistas, que ahora dicen estar dispuestos a escuchar a Sánchez.

El gobierno progresista que pretende Podemos para contar con una mayoría suficiente debe concitar el apoyo de todas las fuerzas políticas de izquierda, incluido los independentistas de ERC y Bildu. Si ya es difícil que dos se pongan de acuerdo, imagínense un gobierno formado por PSOE, Podemos, ERC, Bildu, PNV y PDC, la antigua Convergéncia. Dejaría un Parlamento absolutamente ingobernable.

Podemos quiere pasar la patata caliente al PSOE cuando son, precisamente ,ellos los que nunca han movido ficha. Han tenido ocasión de entrar en algunos gobiernos autonómicos y municipales, como es el caso de Valencia y prefieren quedarse en la retaguardia para no desgastarse, como han hecho con el pacto antiyihadista en el que están como meros observadores, pero que no han firmado. Aunque pensándolo bien, quizá sea mejor así porque allí donde mal gobiernan, como es el caso de Cádiz, echan mano de los amígueles para nombrarlos asesores y ponerles un sueldazo. En fin, lo mismo que han criticado ellos, dando lecciones a los demás de transparencia y de democracia, con una insufrible pose de superioridad moral inaguantable.