Cuando escucho decir a los podemitas que están dispuestos a pactar con el PSOE y hacer presidente a Pedro Sánchez, con tal de que no gobierne el PP, ese es el único objetivo que tienen, se les olvidó lo de la emergencia social, me pregunto si Sánchez aceptaría ahora la mano tendida de Podemos, después de su no a la investidura y, sobre todo, qué legislatura tendríamos por delante porque no son suficientes lo votos de Podemos sino también de los nacionalistas y de todas las confluencias.

¿Tendría Pedro Sánchez con esta amalgama de partidos de la izquierda independentista y radical garantizado un gobierno estable para toda la legislatura?

¿Qué pasará cuando los nacionalistas planteen otra vez el referéndum de independencia para Cataluña? Los independentistas no quieren un estado federal como defiende el PSOE. Quieren sencilla y llanamente la independencia del Estado español, aun a sabiendas de que no van a ser reconocidos en Europa como un estado propio. Pero les da igual. Ellos van a lo que van y las consecuencias no les importan. No sé si pensarán lo mismo los empresarios y el tejido financiero catalán de una eventual declaración unilateral de independencia. Creo que no porque son bastante más inteligentes.

¿Cómo puede el PSOE pactar con un partido como Podemos que sigue defendiendo las tiranías de América Latina como Venezuela o Cuba o que consideran como una mala noticia que Otegui no pueda ser el candidato de EH Bildu, cuando hay una sentencia de la Audiencia Nacional que lo inhabilita para cualquier cargo público? Hoy conocíamos la noticia de que Nicolás Maduro ha hecho una purga entre los funcionarios que apoyan el revocatorio. ¿Cómo valora Podemos esta noticia? ¿Como un asunto interno del pueblo venezolano? ¿O como un claro y nuevo atentado contra la democracia?

¿Es esta la clase de socios que quiere el PSOE?

Pedro Sánchez debe plantearse que no solo es el sí a la investidura y cumplir su sueño de ser presidente y aquí termina todo. Por delante hay cuatro años de legislatura en los que va a tener que necesitar el apoyo de estos partidos para sacar adelante las leyes y las reformas necesarias.

Un gobierno de izquierdas que hipotéticamente estaría formado por socialistas, comunistas, independentistas y republicanos.

Con la aritmética parlamentaria de estas últimas elecciones un pacto de izquierdas de esta naturaleza haría ingobernable España. Pero no sólo eso. No habría inversión extranjera porque el dinero igual que viene se va, al menor atisbo de riesgo.

El PSOE tiene que decidirse entre la abstención a Mariano Rajoy y permitir un gobierno en minoría del PP o nuevas elecciones porque por muchas vueltas que le den al calcetín no hay más alternativas. Decía una dirigente socialista que hacer a Rajoy presidente va en contra de los votantes y de los principios socialistas. Cierto. Pero ante la situación actual y de posible repetición de las elecciones, hay que ser pragmáticos y no pensar tanto en el partido y en las personas y sí en el interés general. Eso siempre se ha llamado tener sentido de Estado. Y el PSOE ha demostrado tenerlo.