La Ley de Memoria Histórica nació con la idea de que los familiares de los muertos durante la Guerra Civil de ambos bandos pudieran dar sepultura a sus seres queridos. Sin embargo, la utilización partidista de algunos grupos, que se empeñan en desenterrar el guerracivilismo, como hemos podido ver estos días durante la sesión de investidura, solo conduce a resucitar el viejo fantasma de las dos Españas de don Antonio Machado. Y ese, desde luego, no fue el espíritu con el que nació la Ley de Memoria Histórica.

Hay que poner fin a esta terrible etapa de la Guerra Civil española y la Ley de Memoria Histórica era, a priori, un buen instrumento para ello sino se hubiera instrumentalizado de la forma en que se ha hecho con fines partidistas.

Algunos se empeñan en hablar de los muertos en las cunetas de un solo bando, cuando la Ley de Memoria Histórica se refiere a reparar la dignidad de todas las víctimas. De un bando y de otro. Parece que nadie se la haya leído y busca, precisamente, todo lo contrario de lo que está ocurriendo ahora mismo: la reconciliación y no la división entre los españoles.

Seguro que cada uno de nosotros que tiene una historia personal que contar. La mía desde luego no pasa por resucitar el rencor y el odio.