La mirada de pocos amigos entre Obama y Putin lo decía todo. EEUU y Rusia se han levantado de la mesa sin firmar un alto el fuego en Siria. Otra esperanza frustrada. Tras cinco años de guerra y más de 300.000 muertos y cerca de 10 millones de desplazados, la vía diplomática ha vuelto a fracasar, tras innumerables intentos por pacificar la zona.

Mientras las grandes potencias siguen sin ponerse de acuerdo, la población civil, que es la más castigada en cualquier guerra, trata de huir desesperadamente y en su desolación se encuentra con vallas de espino y muros infranqueables para llegar a Europa, como si fueran unos apestados. Otros muchos mueren engullidos por el mar en su intento por huir de la guerra. Ni siquiera los países que se comprometieron a dar solución a la crisis de los refugiados han cumplido con su cupo de personas a las que atender y acoger en sus respectivos países. Es Inhumano que esta atrocidad esté ocurriendo en pleno siglo XXI ante la mirada de todos.

Siria se ha convertido en un auténtico avispero, con miles de facciones enfrentadas entre sí. Por un lado, están los kurdos , apoyados por EEUU, que aspiran a una autonomía en el Kurdistán iraquí , enemigos de Turquía, que los considera terroristas y por otro lado, están las tropas leales al presidente sirio Bashar al- Ásad, apoyadas por Rusia y Teherán, que luchan por mantener el poder. En el extremo opuesto: el Estado Islámico, que busca preservar su autoproclamado califato entre Siria e Irak y los rebeldes, que luchan por acabar con el poder de Al Asad e implantar un emirato islámico.

Pero al final, los hilos los mueven siempre las grandes potencias del mundo como son Rusia Y EEUU, y cada uno defiende sus intereses en la zona, económicos y geoestratégicos, por supuesto. Nada es baladí. Y mientras estos países no se pongan de acuerdo, se seguirá derramando la sangre de miles de inocentes.

Que en EEUU haya un presidente demócrata como Barack Obama, del cual, se esperaban muchas más cosas en nombre de la paz, nobel inlcuido, no ha cambiado en absoluto las cosas. El mundo sigue igual de mal. O me atrevería decir que, incluso, peor.