Es lamentable escuchar y leer los comentarios y mofas que se han hecho en las redes sociales después de conocerse la prematura muerte de la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. No sé cómo se puede ser tan cruel ni tan miserable. Creo que se están sobrepasando todos los límites imaginables. Ocurrió con la muerte del torero Víctor Barrio, al que le desearon la muerte para él y su familia y ha vuelto a pasar ahora con Rita Barberá, que ya está siendo blanco de toda clase de burlas, de muy mal gusto.

Su gestión como alcaldesa de Valencia habrá sido mejor o peor, podremos criticar su negativa a que no dimitiera como senadora y no renunciara a su aforamiento, cuando estaba siendo investigada por presunta financiación irregular del PP, pero, diferencias ideológicas y judiciales al margen, que corresponde dirimir a los jueces , por encima de todo están las personas.

Yo no le deseo la muerta a nadie, ni al peor de mis enemigos. No hay respeto ni siquiera para los muertos.

La ausencia de Podemos durante el minuto de silencio que se ha guardado en el Congreso de los Diputados es un síntoma claro de que estamos perdiendo los principios morales y éticos en la vida política.