El cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero se ha unido a la marcha convocada por la izquierda abertzale en Alsasua para pedir la liberación de los nueve radicales que se encuentran en prisión, acusados de un delito de terrorismo, tras propinar una brutal paliza a dos agentes de la Guardia Civil, que se encontraban de paisano y fuera de servicio en un bar de copas con sus respectivas parejas, que también fueron agredidas, aunque en este caso, no hubo manifestación, condenando la agresión de estas dos jóvenes por parte de grupos feministas.

Resulta difícil entender que un partido con vocación de gobierno como es Podemos, lejos de condenar estos hechos, que no tienen justificación posible porque la violencia nunca la tiene, arrope acciones violentas que atentan contra los derechos fundamentales de la persona y la propia democracia.

Aunque ETA haya dejado de matar, la vida en Alsasua, como en otros municipios del País Vasco y Navarra, no es un remanso de paz y tolerancia, sobre todo, para quienes no comulgan con las ideas de la izquierda abertzale. Hay miedo.

El otro día leía en la prensa que la esposa de un Guardia Civil que iba a recoger a su hija al colegio recibió un escupitajo por parte de otra madre. Vivir en convivencia no es eso, y flaco favor hacen los partidos democráticos amparando estos hechos.