El Ayuntamiento de Valencia ha enviado una carta al párroco de la Iglesia de San Nicolás, don Antonio Corbí, para que dejen de tañer las campanas de su parroquia. El consistorio, a raíz de una denuncia vecinal ,entiende que se sobrepasan los decibelios permitidos. O se subsana el problema, poco costoso en palabras de la concejalía del ramo o no volveremos a oír el tañer de las campanas de San Nicolás, la pequeña Capilla Sixtina, que recientemente ha restaurado sus frescos y que es lugar de peregrinación obligado por su majestuosa belleza.

La denuncia la ha presentado un vecino que alega contaminación acústica. Supongo que también presentará otra denuncia ahora que están a punto de comenzar las Fallas por el mismo motivo. Si contaminación acústica se considera el tañer de las campanas, ¿qué son entonces los masclets y la mascletá? ¿Música celestial?.

España es un estado aconfesional y laico, como reconoce la Constitución, pero la ola de anticlericalismo que se pretende imponer desde ciertos ayuntamientos, como se ha hecho con la retirada de los símbolos religiosos del cementerio municipal de Valencia es un atropello a la libertad religiosa y a una confesión como la católica, que, guste o no, es mayoritaria en nuestra sociedad.

También el campanario del convento de San José de la Montaña ha enmudecido, tras una denuncia similar. Y las campanas de otras tantas iglesias, que son un bien patrimonial que se debe preservar, corren la misma suerte, si prosperan las denuncias.

Hay que reconocer la celeridad y prontitud con la que ha actuado el tripartitoen este caso con una única denuncia presentada. Ojalá fuera igual de diligente en otras cuestiones, que tienen que ver con la calidad de vida de los valencianos y sus problemas, que no son pocos y no perder el tiempo en veleidades como esta.

Según desvelaba un medio de comunicación local, el demandante es simpatizante de Compromís.

Conozco personas que han presentado denuncias por exceso de ruido porque debajo de su vivienda tienen un pub o una discoteca que cierra a las tantas de la madrugada y no pueden pegar ojo en toda la noche y el Ayuntamiento ha hecho oído sordos a sus demandas. Habrá que tener una Iglesia cerca para que te hagan caso.

La decisión del Ayuntamiento tiene, desde mi punto de vista, un sesgo ideológico importante, bajo el pretendido argumento de cumplir con la ordenanza municipal. Donde unos ven contaminación acústica, otros vemos contaminación ideológica.

Varios vecinos del barrio del Carmen han iniciado una campaña de recogida de firma, también a través de una plataforma digital para que las campanas de San Nicolás vuelvan a repicar, como lo llevan haciendo durante décadas, sin que hayan molestado a nadie. Iniciativa a la que me sumo desde estas páginas y que espero prospere y haga recapacitar al consistorio sobre la arbitrariedad de su medida.