La plaga de conejos que está afectando a muchas zonas de la Comunidad Valenciana es una auténtica tragedia para los agricultores. Los daños en almendros, vides y frutales son cuantiosos. No hay forma humana de acabar con ellos.

N las batidas ni los permisos que concede la Conselleria de Agricultura para la caza con hurón durante todo el año, consiguen reducir la población de estos lagomorfos, que arrasan con todo.

Esta mañana me han invitado a cazar a un coto situado en la provincia de Alicante. Concretamente a la finca Las Cañas. Los suelos son arenosos ,ideal para que los conejos hagan sus madrigueras y campen a sus anchas. Los ribazos están llenos de agujeros. La población de conejos es muy abundante.

Los daños en la finca, según una persona que venía con nosotros y que sabe de lo que habla rondan el 50%. Y la temporada agrícola no ha hecho más que empezar.

Antonio, más conocido como Tarzán, traía 7 hurones. Nos hemos divido en varias zonas para no molestarnos porque éramos varias escopetas. De camino al puesto nos hemos encontrado con un hurón que andaba perdido. El miércoles estuvo cazando otra cuadrilla y se debió quedar encerrado.

Algunas veces ocurre que el hurón se queda dentro de la galería porque el conejo tapona la salida. Lamentablemente hoy hemos perdido dos de ellos. Tarzán ha puesto una trampa a la salida de la madriguera para capturarlo, por si saliera.

Abel cuando ha echado el hurón, ya había advertido que podía ser la madriguera de un tejón o una zorrera. Mal asunto, si el tejón se encontraba dentro, que es lo más probable, ya que este mustélido caza de noche y duerme durante el día.

Como mandan los cánones cinegéticos, a mitad mañana hemos parado para tomar el taco en el campo. Jesús se ha encargado de preparar el fuego y de echar a las brasas, el embutido y la careta de cerdo que había comprado en la carnicería. Pan recién salido del horno y un magnum de Dani Belda han hecho el resto. Una auténtica delicia.

Por la mañana he compartido postura con Revertet, viejo amigo de los años en los que ambos íbamos a tirar al plato a Fuset. Abraham que se quejaba de la munición que le había dejado Tarzán se ha unido a nosotros más tarde. Mucha gente cuando va al conejo, piensa que cualquier cartucho vale y si es barato mucho mejor. Echa al zurrón un batiburrillo de cartuchos de todos los colores y perdigones. Al conejo hay que tirar con un buen cartucho como a cualquier otra especie cinegética. No porque estemos con los hurones hay que bajar la guardia. Abraham ha tirado a un par de conejos que ha plomeado, pero que no ha podido cobrar porque el cartucho no tenía la suficiente penetración. El cartucho hay que tenerlo en buenas condiciones de conservación. Si la munición esta pasada, como era el caso, nos podemos esperar lo peor.

Los hurones han hecho muy bien su trabajo.

Después del almuerzo se ha complicado la cosa porque uno de los hurones se ha quedado dentro de la madriguera y no ha salido. Así que hemos tenido pocas ocasiones de tirar a los conejos. Durante el tiempo que hemos estado esperando, he aprovechado para dar una vuelta por la orilla del barranco y me he apuntado un doblete.

En una de las ocasiones me ha acompañado un chaval joven. Íbamos cada uno a un lado del barranco para aprovechar mejor las oportunidades. Ha matado un conejo. No me ha gustado que no lo cobrara y lo dejara en el monte, gesto que le he reprochado, sin ningún resultado. La caza se cobra y no se deja en el monte. Esa es la primera regla de cualquier buen cazador.

Al final la percha ha sido importante dada la alta densidad de conejos.