Varios periodistas de diferentes medios de comunicación encargados de cubrir la información de Podemos han denunciado amenazas, coacciones e insultos por parte de personas próximas al entorno de Pablo Iglesias.

La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha emitido un comunicado donde denuncia estos hechos. Cierto es que la APM en casos similares no se ha pronunciado.

Sin libertad de prensa no hay democracia posible. No se entiende una democracia, sin una prensa libre e independiente. Los periodistas deben ejercer su trabajo con total libertad, sin atender a presiones partidistas.

Recojo, al mismo tiempo que suscribo, las palabras del Nobel de Literatura, Vargas Llosa cuando afirma que Podemos es la mayor amenaza para los periodistas desde la Transición y que el populismo es el gran desafío que tiene la democracia.

Respecto a la primera de las aseveraciones, la prensa jugó un papel decisivo durante la Transición e hizo posible la llegada de la democracia, pese a todos los peligros que la amenazaban, que no eran pocos. Hoy estos peligros han vuelto a resurgir con los populismos.

En cuanto a la segunda afirmación y el auge de los populismos, lo estamos viendo en EEUU con el presidente Donald Trump y su hostigamiento a la prensa libre. No hay día que no arremeta contra la prensa y les acuse de difundir informaciones falsas. Cabeceras prestigiosas que son referencia de ejercer un periodismo libre, riguroso e independiente como The New York Times o la cadena de noticias CNN reciben furibundos ataques desde la Casa Blanca, con el único objetivo de desprestigiarlos.

Al propio Iglesias Turrión ya le hemos escuchado decir que la mera existencia de medios privados ataca la libertad de expresión y que los medios de comunicación tienen que tener un control público.

Este es el modelo que impera en todas las dictaduras del mundo, donde existe un control férreo sobre los medios de comunicación y no hay más opinión y verdad que la que emana del poder público. Pensamiento único.

He echado en falta la respuesta de algunas formaciones políticas como el PSOE, que presta su apoyo a Podemos en algunos Ayuntamientos y CCAA, de no condenar estas acciones, intolerables en democracia.