Cuando se carece de argumentos sólidos se utiliza la violencia y la intimidación para imponer las ideas. Es lo que ha hecho la CUP, asaltando la sede del PP en Barcelona. Todos los grupos han condenado el acto. También ERC y Catalunya Sí que es Pot han firmado la declaración de condena, propuesta por el PP, lo que no ha sentado muy bien a los anticapitalistas.

No es tolerable en democracia que hechos como este vuelvan a repetirse en el futuro.

Cada cual es libre de manifestar sus opiniones, también la CUP, aunque no las compartamos. En eso consiste, precisamente, la democracia.

Lo que ha pretendido este grupo de independistas afines a la CUP, impidiendo el libre ejercicio democrático es puro fascismo.

Van de progresistas, pero les molesta profundamente que alguien piense diferente a ellos. Por eso asaltan sedes o impiden que alguien pueda dar libremente una conferencia en la Universidad o donde le plazca. Esa es la clase de libertad y de democracia que nos quieren imponer.

Estas actitudes filofascistas que buscan silenciar la voz de una parte de la sociedad catalana que tiene el mismo derecho a expresarse que el resto deberían hacer recapacitar a esa amalgama de partidos integrados dentro de Junts pel Sí para romper definitivamente con la CUP.