Emiliano García -Page fue elegido presidente de Castilla La Mancha, gracias a los votos de Podemos. Hubo quien pensó entonces, que un gobierno de progreso era no solo deseable y necesario sino también posible.

Atrás quedaban los años de María Dolores de Cospedal y los recortes.

Casi dos años después de las elecciones municipales, se han frustrado todas las esperanzas de cambio. Podemos y PP han votado en contra de los presupuestos. Unos presupuestos que veían aumentar el gasto social un 7% hasta los 4.815 millones de euros y que cumplían con el objetivo de déficit, dando prioridad al empleo y al crecimiento económico.

La pinza entre PP y Podemos ha dado resultado. El Gobierno de García -Page está en el aire porque sin presupuestos no se puede gobernar.

Cuando el PSOE a nivel nacional decidió abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy en un claro ejemplo de sentido de Estado y responsabilidad, el partido de Pablo Iglesias retiró su apoyo a García-Page. Ahora el castigo se ha consumado.

El nuevo secretario general del PSOE que salga elegido en primarias, debería tenerlo muy presente a la hora de posibles pactos con la formación morada.

También con los acuerdos de gobierno que ya tiene en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas para revocarlos.