Sin entrar en cuestiones de gran calado, la aproximación que quiere hacer el PSOE de Pedro Sánchez a Podemos y sus confluencias es un auténtico suicidio político porque rompería el consenso que hasta ahora existía entre los partidos constitucionalistas, es decir, entre el PP y el PSOE, en una cuestión tan fundamental como es el artículo 2 de la Constitución española.

Sánchez, que ha pasado de defender la unidad de España a reconocer que España es un Estado plurinacional y apostar por un modelo federal, que no se sabe muy bien lo que es porque el actual modelo vigente ya da competencias a las Comunidades Autónomas, con unas cuotas de autogobierno que ya quisieran para sí tener otros países, se refiere a las fuerzas del cambio, que incluiría a Ciudadanos, algo que Podemos no va a permitir nunca, para desbancar al PP de las instituciones.

Pero no sólo en el tema de la unidad territorial que hasta ahora era una cuestión que no tenía discusión posible entre los dos grandes partidos de este país, sino también de la propia supervivencia del PSOE, si cae en manos de Podemos, cuyo único propósito es fagocitar y desbancar al PSOE, como ha hecho con IU para convertirse en el único referente de la izquierda. Pero de una izquierda radical y populista, alejada de los postulados socialdemócratas.

La experiencia donde han gobernado juntos Podemos y PSOE no es muy positiva que digamos, si no que se lo pregunten a Emiliano García Page, presidente de Castilla La Mancha, donde siguen sin presupuestos y donde lo más probable es que haya un adelanto electoral, con el PP muy bien situado para volver al Palacio de Fuensalida.