¿Cómo se puede legitimar lo que está haciendo Maduro con el pueblo de Venezuela?

¿Cómo se puede hablar de paz, futuro, justicia social y democracia cuando se conculcan todas las libertades y todos los derechos?

¿Qué clase de democracia es esa, que encarcela a sus líderes opositores, persigue la libertad de expresión, ilegitima el Parlamento, no reconoce la derrota electoral o ejerce una violencia inusitada para acallar las protestas, de un pueblo como el venezolano pacífico y tolerante, que solo reclama libertad.

Todavía hay dirigentes en este país, como Alberto Garzón que se felicitan de la pantomima que ha hecho Nicolás Maduro, en esa farsa de elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, que solo van a servir para arrogarse mayores poderes inquisitoriales y liquidar a la oposición.

Una valiente oposición al régimen de Maduro, que sigue luchando y manifestándose por las calles de Caracas para conquistar la libertad y la democracia, borradas de un plumazo por Maduro.