En esa locura secesionista en la que se han embarcado Junts Pel Sí y la CUP, que quieren aprobar la próxima semana las leyes de ruptura y de referéndum, a pesar de su manifiesta ilegalidad es muy importante la postura que adopten los partidos constitucionalistas ante el reto independentista, en la que el discurso debe ser uno e inequívoco: Respeto a la Ley y al estado de derecho.

El PSOE de Pedro Sánchez que ha ido cambiando de opinión respecto al modelo territorial y su concepto de plurinacionalidad, que no acaban de definir muy bien, ya ha dicho que apoya al Gobierno en la defensa de la unidad de España y su posición y la de su partido en contra del referéndum de autodeterminación, convocado para el próximo 1 de octubre, es clara y rotunda: No. También el PSC que ha ido cambiando de discurso conforme se desarrollaban los acontecimientos está en la misma sintonía. Y es bueno que esto ocurra porque hasta ahora cada uno iba por su lado sin escuchar al otro.

Ante este despropósito de los nacionalistas de salirse con la suya, incumpliendo la ley y haciendo caso omiso de lo que digan los Tribunales de Justicia, me quedo con las palabras conciliadoras del lehendakari vasco Iñigo Urkullu, que tras hacer un llamamiento a la responsabilidad , ha apelado al diálogo "constructivo" y al consenso para solucionar el conflicto en el que no solo cabe la aplicación de la ley sino otras fórmulas.

El problema que yo veo es que mientras no se apeen unos y otros de sus posiciones inamovibles e impertérritas, la posibilidad de cualquier acuerdo, a tan solo un mes del referéndum es cada vez más remota e improbable.