No corren buenos tiempos para la lírica como dice la famosa canción, pero tampoco para la libertad de prensa y sin libertad de prensa no hay democracia posible.

Periodistas despedidos de las redacciones de los periódicos por cumplir con su trabajo de informar de forma veraz y rigurosa a la sociedad.

Artículos que son censurados o directamente van a la papelera de la desvergüenza.

Políticos que vetan a medios de comunicación a sus ruedas de prensa porque solo quieren gente que se pliegue a sus dictados y cuanto menos critica mejor.

Comparecencias de políticos que llevan el guión aprendido, sin someterse a preguntas de los periodistas, a través de pantallas de plasma, donde no hay posibilidad de réplica alguna.

Profesionales de la información que son insultados, estigmatizados y amenazados de muerte en las redes sociales por el mero hecho de informar y cumplir con su obligación ante la sociedad y los ciudadanos. Mi solidaridad con el director de El Periódico", Enric Hernández, que está sufriendo una auténtica caza de brujas.

No estoy hablando de un país lejano ni de algo muy remoto. Esto ocurre en España en pleno siglo XXI. Volvemos a épocas pasadas que creíamos felizmente superadas. Solo que ahora lo llaman derecho a decidir.