Llevamos meses con un gobierno paralizado por culpa del referéndum independentista. No se habla de otra cosa. Parece que en este país todo gire en torno a Cataluña. Las tertulias, los debates, la prensa, la radio, la "xarraeta" en el bar. Solo existe el problema catalán, que siendo un problema político de primer orden no debería ser excluyente de todo lo demás. Nada se habla de cómo acabar con los desahucios, de políticas sociales, de políticas educativas, de política fiscal, de ayudas a la investigación y el desarrollo, que en este país estamos a la cola de nuestros socios europeos.

El Parlamento se ha convertido en un rifirrafe entre independentistas y constitucionalistas, con Soraya Sáenz de Santamaría y Gabriel Rufián como árbitros de la situación.

Los medios de comunicación llevan en sus portadas como tema cuasi monográfico el referéndum del 1-O. Declaraciones y más declaraciones de Puigdemont, Junqueras, Anna Gabriel, Rufián y todo el séquito supremacista.

No puede ser que este país esté a expensas de lo que pase en Cataluña, habiendo miles de problemas por resolver, que nos afectan a todos los ciudadanos: catalanes, extremeños, valencianos o andaluces.