En esa falacia permanente de la que se nutre el independentismo, no sé si sus principales valedores: el señor Carles Puigdemont, el señor Oriol Junqueras y la señora Carme Forcadell habrán caído en la cuenta del coste que tiene para una economía como la catalana, que empresas como el Banco Sabadell, Caixabank, Gas Natural, Codorniu, Freixenet, entre otras muchas que ya han anunciado que se marchan de Cataluña, y que hasta ahora pagaban sus impuestos en Cataluña, cambien su domicilio social a otra comunidad autónoma, con el coste económico que ello supone de menos ingresos, lo cual se traduce en menos recaudación. Por tanto, menos dinero para educación, sanidad, políticas sociales, etc...

El Gobierno ha aprobado de forma urgente el decreto que facilita la salida de empresas de Cataluña. De esta forma, CaixaBank no ha tenido que esperar a la junta de accionistas, como preveían sus estatutos para cambiar su domicilio social a València. Ha bastado la aprobación del consejo de administración.

Si finalmente se declara la independencia, tal como pretende la CUP y Junts pel Sí, la desbandada de empresas puede poner en serio peligro la economía catalana. Una fuente de ingresos fundamental como es el turismo se está empezando a resentir. Ha caído la ocupación hotelera. Compañías aéreas han suspendido vuelos a Barcelona. Cruceros que no atracan en el puerto de Barcelona y se desvían a Valencia. Empresas que han aplazado sus planes de inversión, mientras no se normalice la situación. Esta es la situación de lo que ocurriría realmente ante una eventual declaración de independencia y no las milongas que nos cuentan. Pura manipulación sectaria.