El independentismo catalán sigue con su victimismo particular para tapar sus propias miserias. Se empeñan en seguir negando la realidad. Para ellos, el llamado "procés" no ha pasado ninguna factura a Cataluña. Ni en términos económicos ni sociales.

Cerca de 3000 empresas han abandonado Cataluña desde el inicio de la crisis. Y aunque el goteo de momento ha cesado, no se descarta que otras muchas empresas sigan los mismos pasos. Pecata minuta para los independentistas, que siguen pensando que esta situación es coyuntural y acusan al Estado de estar detrás de esta desbandada de empresas. También de ejercer una violencia inusitada y de amenazar con causar una baño de sangre entre la población civil.

No ha habido ninguna maniobra orquestada por parte del Estado para que estas empresas se hayan marchado de Cataluña. Ninguna. Como tampoco es cierto que lo hayan hecho de forma temporal, como se apresuró a afirmar Oriol Junqueras para restarle importancia a algo tan grave y que deja a la economía catalana muy tocada. Algunas entidades de cierto peso en el tejido productivo de Cataluña, como es el caso de La Caixa o el Banco Sabadell, por citar las más representativas, ya han dicho por activa y por pasiva que el cambio de domicilio fiscal y social a otras regiones de España, como ha sido el caso de la Comunidad Valenciana no es ni mucho temporal sino definitiva ante la inseguridad jurídica creada por el "govern" y su apuesta por una republica catalana.

Pero los independentistas prefieren seguir acusando al Estado de todos sus males y vivir en esta farsa permanente.