Los cerca de 100 litros que llevan caídos durante estos últimos días han sido muy bien recibidos por los agricultores, que llevaban meses esperando un regalo del cielo como este.

Muchos habían pospuesto la siembra ante la falta de lluvias. Hoy muchos se apresuran a tirar la simiente para recoger la cosecha en un par de meses. Otros tantos están en plena reestructuración de viñedos y plantarán sus cepas en marzo o abril, con lo cual el agua de ahora es muy beneficiosa.

La pertinaz sequía que venimos padeciendo ha dado un poco de respiro al campo español que no vivía una situación parecida en los últimos lustros. El cambio climático tiene mucho que ver con esta ola de sequía y de otras catástrofes naturales, que se están produciendo en muchos lugares del mundo, con cuantiosas pérdidas materiales y, sobre todo, humanas.

Hacía mucha falta que lloviera y, además, por esta zona de la comarca de la Vall d'Albaida ha venido acompañada de algo de nieve y ha caído, sin causar destrozos.

La lluvia que caiga ahora durante el invierno es una excelente reserva de cara a la primavera y al verano, que se auguran calurosos y con falta de precipitaciones.

Mi padre cuando veía llover decía: "llueven billetes". Y no le faltaba razón. Los frutos que recojamos durante la próxima campaña van a depender en gran medida, de ese bien tan escaso y necesario para la supervivencia de la especie humana como es el agua, al menos, los que tenemos nuestros campos en puro secano y no tenemos más agua que la que cae del cielo.