El presidente de la Generalitat valenciana Ximo Puig ha tomado la decisión de ordenar el toque de queda sin esperar a ver qué dice la justicia.

Otras comunidades autónomas como País Vasco, Asturias o Extremadura han solicitado ya el estado de alarma y el país entero se encamina hacia una medida similar, como la que se adoptó en marzo pasado cuando se inició la pandemia.

La situación es de una extrema gravedad como para seguir perdiendo el tiempo.  Demasiado hemos perdido ya. Con esta medida se pretende controlar la celebración de botellones y fiestas privadas, principal foco de contagios. La irresponsabilidad de unos pocos al final la pagamos todos.

Todavía hay mucha gente imprudente que juega con la salud de los demás, poniendo en riesgo la de todos.

Muchos pueblos y vivo cerca de uno con un alto índice de contagios como es Ontinyent, deberían haber ordenado hace tiempo el confinamiento total de la población ante el elevado número de casos y todavía no se ha hecho nada en este sentido. Hay que reaccionar y actuar antes de que llegue el colapso sanitario porque entonces ya será demasiado tarde.

La cifra de contagios se ha disparado porque muchos han olvidado que seguimos en una situación de alerta máxima y hacen una vida casi normal; sin usar mascarilla, con celebraciones multitudinarias y sin guardar las medidas de seguridad e higiene necesarias para evitar contagios. Hay que apelar a la responsabilidad ciudadana de cada uno de nosotros.

España no es ninguna excepción. Italia, Francia, Alemania están en una situación similar. La pandemia se extiende y no conoce fronteras como tampoco conoce colores políticos.

El estado de alarma decretado por el Gobierno en marzo y que muchos criticaron por el recorte de libertades que suponía mantener confinada a la población sirvió para contener la ola de contagios y evitar que el número de muertos siguiera creciendo. Se podían haber mejor las cosas, seguro, pero ahora lo que toca es evitar los errores pasados y actuar con diligencia.

Levantado el confinamiento se ha disparado el número de casos.  A pesar de que ya estábamos advertidos no se han tomado las medidas necesarias para evitar esta segunda ola, probablemente más letal que la primera. Quedan por delante unos meses muy complicados con la llegada del invierno y con el riesgo de que el número de contagios y muertes por Covid siga creciendo.

Los que deben ponerse al frente de estas medidas son las autoridades sanitarias, desde un mando único para evitar la descoordinación que ha reinado durante estos meses. Y sobre todo mucha concienciación ciudadana porque mucho de lo que pase depende de nuestra responsabilidad