El Gobierno de la Nación está dando pasos en la dirección equivocada, buscando el apoyo de los independentistas a los PGE y soslayando a las fuerzas constitucionalistas.

No es casual la ausencia del Rey Felipe VI en la entrega de los despachos a los nuevos jueces  que ha soliviantado a más de uno como tampoco lo es la revisión del delito de sedición que quieren ahora reformar ante un posible indulto a los políticos presos catalanes.

Tampoco  su socio de Gobierno Pablo Iglesias esconde sus simpatías para lograr el apoyo que sacó adelante la moción de censura, es decir, ERC, Compromís, PDeCAT, Bildu y PNV. Unos PGE con los que quiere dejar fuera a Ciudadanos, que personalmente creo que es el único partido que ha entendido que hay que aunar fuerzas, dejando al margen las discrepancias ideológicas.

El señor Iglesias no ha comprendido todavía que en democracia no hay que dejar fuera a nadie y menos ante los tiempos que se avecinan, que no son precisamente buenos.

Estos presupuestos deberían ser unos presupuestos consensuados con todas las fuerzas políticas porque el momento y la situación lo requieren. Si no entendemos esto, mal andamos y peor vamos a acabar.

Vivimos una situación extraordinaria como consecuencia de la pandemia y en este sentido todos los partidos políticos, sin exclusión, deberían ser conscientes del momento que estamos viviendo y estar a la altura de las circunstancias.

Mucho me temo que no va a ser así y no va haber consenso, con lo cual vamos a seguir con los presupuestos prorrogados, otra vez, del señor Montoro, lo cual dice mucho de la imagen de país que estamos dando.