Esta mañana un amigo mío me ha mandado un video a través del wasap donde se puede ver a un tipo propinando un puntapié a un conejo moribundo con síntomas de mixomatosis que se encontraba en un camino.

El valiente hijo de puta que lanza de una patada al conejo a varios metros de distancia causándole una muerte segura y al tipo que lo filma entre risas, solo les deseo que sean lo antes posible identificados y paguen por su fechoría.

El imbécil en cuestión y su compinche han subido el vídeo a las redes sociales.

La revista Jara y Sedal publicaba en su web un vídeo donde un grupo de personas filmaba desde un todoterreno una carrera de galgos con la veda cerrada. Y han sido los propios cazadores los primeros en denunciarlo. Y así debe de ser.

 A algunos les puede parecer un contrasentido que seamos los propios cazadores quienes denunciemos los casos de maltrato animal por esa mala imagen que algunos colectivos se han encargado de difundir sobre el colectivo de cazadores, acusándonos casi de terroristas. Nada que ver con la realidad.

Los casos de maltrato animal son por desgracia cada vez más frecuentes y durante la pandemia se han multiplicado. Hay mucha facilidad de comprar animales a través de internet, sin ningún tipo de control. La legislación vigente que ha endurecido las penas, sigue siendo muy laxa a diferencia de lo que ocurre en otros países que contempla penas mayores para casos de maltrato. Aquí en España, la mayoría de los casos se solventa con una mera sanción económica, a veces ni eso y para que el maltratador ingrese en prisión, la pena de prisión puede alcanzar los 18 meses de cárcel e inhabilitación para el cuidado de animales de hasta cuatro años, tienen que darse unas circunstancias muy especiales que casi nunca se cumplen.

La denuncia es el mejor modo para acabar con esta lacra social.