Es muy positivo que este Gobierno muestre interés por dialogar. Los resultados de esa mesa de diálogo que ha comenzado entre el Gobierno central y el Gobierno de la Generalitat de Cataluña son inciertos y desde luego no se atisban soluciones a corto plazo. Máxime cuando las diferencias entre unos y otros son tan abismales.

En democracia hablar y dialogar siempre es bueno, pero para llegar a acuerdos y que esta mesa de diálogo sirva realmente para algo y no vuelva a frustrarse, sobre todo para solucionar el problema político que existe en Cataluña, debe haber predisposición por ambas partes para llegar a acuerdos, y eso se llama ceder. Escuchando a Pere Aragonés no creo que entre sus atribuciones esté la de ceder.

El Gobierno de Pedro Sánchez, pese al criterio del Tribunal Supremo que se posicionó en contra del indulto a los condenados por el procés, concedió el indulto a los políticos presos catalanes. Yo lo entendí como un gesto para desbloquear la situación y abrir una nueva etapa política. Sánchez habló entonces de utilidad pública y reconciliación nacional para justificar los indultos. De poco sirvió este gesto que tuvo el gobierno con esta medida de gracia porque hubo algunos condenados que nada más salir de prisión se reafirmaron en los hechos y dijeron que lo volverían a hacer, en referencia a la consulta independentista.

Personalmente, no veo que haya cambiado nada la hoja de ruta del independentismo catalán, ya que sus proclamas siguen siendo las mismas que han venido reivindicando siempre: amnistía, autodeterminación y referéndum de independencia. Y de ahí no los mueven.

Bajo estas premisas es muy difícil que la mesa de diálogo se cierre con algún tipo de  acuerdo. La postura del Gobierno es rotunda y clara en este sentido: no habrá referéndum de independencia ni amnistía para los condenados por el procés.

El camino no es fácil. Una buena parte de la sociedad catalana está cansada del monotema del referéndum y lo que quieren es que los políticos solucionen sus problemas. Ese debería ser el objetivo de todos los que están sentados alrededor de esa mesa. Pero mucho me temo que las prioridades son otras,