Rusia ha vuelto a amenazar con el uso de armas nucleares y de una posible Tercera Guerra Mundial, después de que Bélgica haya respaldado por escrito  la futura adhesión de Ucrania a la UE y la OTAN, algo que ha enfurecido a Putin.

Un documento que a priori es papel mojado, pero que tiene una enorme carga simbólica para Zelensky. Recordemos que la excusa de Putin para invadir Ucrania fue la voluntad de este país para ingresar en la Alianza Atlántica.

Todos los países miembros de la OTAN, que están ayudando militarmente a Ucrania, saben perfectamente que la incorporación de Ucrania implicaría de facto la puesta en marcha del artículo 5, según el cual, si un país miembro de la OTAN es atacado, el resto de los países están obligados a defenderlo.

Esto supondría un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia, de graves consecuencias.

Ni EEUU ni la OTAN van a mandar sus tropas militares a Ucrania porque eso sí que daría alas a Rusia para extender el conflicto más allá de sus fronteras, que implicaría la participación del resto de países en una guerra a nivel mundial.

Ambos saben, perfectamente, cuáles son los límites que no deben sobrepasarse. Lo vimos cuando un misil impactó en suelo polaco y cómo se reactivaron todas las alarmas. El misil no era ruso sino ucraniano que se desvió de su trayectoria. Cualquier error de cálculo puede tener enormes consecuencias.

Putin que cada vez está más aislado internacionalmente y que está perdiendo la guerra juega constantemente a la amenaza del empleo de armas nucleares para amedrantar al enemigo. El juego de la disuasión nuclear siempre ha estado presente desde la política de bloques de la Guerra Fría entre EEUU y la antigua URSS.