El legado que dejará Joan Ribó cuando en mayo deje la alcaldía de Valencia es inmenso, pero no porque Valencia haya avanzado y mejorado en términos sociales o económicos sino por los retrocesos que ha sufrido, la que fue una de las ciudades más innovadoras y pioneras de España . A la patochada de las Reinas Magas se une su propuesta de celebrar bautismos civiles.

El bautismo es un sacramento religioso y por tanto no puede entenderse como una ceremonia laica.

Uno es libre de bautizar a sus hijos o de no hacerlo, como lo es igualmente de casarse en una ceremonia religiosa o civil, cursar la asignatura de religión o de optar por otras materias docentes. En eso consiste la libertad. Cada uno toma la decisión que quiere en la vida, de acuerdo a unos valores religiosos, políticos o de cualquier otra índole. Una libertad que cada vez está más amenazada con personajes como Joan Ribó.

Es evidente que la ciudad de Valencia desde que está gobernada por Compromís ha retrocedido en términos no solo  de seguridad ciudadana, cuyo índice de delincuencia se ha disparado, también lo ha hecho en términos de calidad de vida de sus ciudadanos. Si no que se lo pregunten a los vecinos de Ciutat Vella. La basura se acumula en sus calles. Los jardines están descuidados.

Salvo inundar la ciudad de carriles bici a costa de quitar carriles para los vehículos, convirtiendo algunas calles, como la calle Colón en auténticas ratoneras, sin dar alternativas a los usuarios del coche, como pudiera ser un mejor servicio en la línea de autobuses y en peatonalizar calles y plazas con dudoso gusto, la gestión del tripartito deja un balance bastante negativo.

A la problemática de la inseguridad ciudadana, tampoco se ha solucionado el problema de la vivienda con más vivienda social de alquiler. En su lugar proponen regular los alquileres. Una medida que allí donde se ha aplicado ha reducido la oferta y ha aumentado el precio del alquiler.

No habrá Copa América en Valencia, pero sí en Barcelona, tras la negativa del Ayuntamiento y de la Generalitat a sufragar los gastos, pese a las consecuencias económicas positivas que tiene para la ciudad de Valencia un evento de esa envergadura tanto para el comercio, el turismo o la hostelería. Se han opuesto a la ampliación del Puerto de Valencia, pese a no existir informes técnicos en contra de su viabilidad medioambiental. El Puerto de Valencia que era el principal enclave de tráfico marítimo del arco mediterráneo ha perdido tráfico de contenedores respecto al de Barcelona.

Se oponen a todo aquello que ayude a mejorar la ciudad de Valencia en términos económicos. Han prohibido las terrazas en Ciutat Vella. Han prohibido los apartamentos turísticos. En lugar de regular, optan por prohibir.

No se consulta a los vecinos ni a la oposición. A veces ni siquiera a sus socios de Gobierno como ha hecho recientemente el alcalde al proponer que solo los residentes y los que tributen en Valencia puedan comprar una vivienda. Se gobierna con autoritarismo. Ordeno y mando.