Después del descalabro electoral de Unidas Podemos, ninguna de sus ministras ha dimitido, tampoco su portavoz Pablo Echenique. La única forma de que la formación morada no desaparezca definitivamente es integrándose en una candidatura conjunta en el movimiento Sumar de Yolanda Díaz que aglutine a toda la extrema izquierda.

Aún así los morados que quieren incluir en sus listas a Ione Belarra e Irene Montero no están en ninguna disposición de negociar nada después de haber perdido el poco poder que les quedaba.

Si no hay acuerdo con Sumar, nos correrán a gorrazos, decía un Pablo Iglesias que culpa de la derrota a la campaña del PP y de medios afines, sin ningún ápice de autocritica.

Unidas Podemos tiene los días contados después de haber conseguido unos resultados históricos en 2016 con 71 diputados.

La ley del solo es sí y sus consecuencias en la rebaja de penas y excarcelaciones de agresores sexuales han acabado por hundir a los morados que siguen defendiendo la ley de Montero y acusan al PSOE de volver a la ley de la manada y eliminar el consentimiento.

A Unidas Podemos y especialmente a sus dirigentes les ha sobrado soberbia y prepotencia y les ha faltado más autocrítica.

La izquierda debería tomar buena nota de cómo le van las cosas cuando se presentan por separado.