La ministra de Trabajo Yolanda Díaz sigue fiel a ese viejo postulado comunista de querer organizarnos la vida a todos los demás, menos a ellos mismos. Su última ocurrencia ha sido decir que los restaurantes no pueden permanecer abiertos hasta la una de la madrugada. Nos quiere a las 9 de la noche en la cama y con el manifiesto comunista de Marx y Engels en la mesita, junto al orinal.

Esta buena señora desconoce que España es un país de bares y restaurantes y de mucho ocio nocturno.  Actividad que genera muchos puestos de trabajo.

Claro que es duro ser camarero, como lo es ser médico o minero. Lo que no es duro en este país es ser político y mucho menos ministro o ministra.

Antes de arreglarnos la vida a los demás, deberían organizársela ustedes que la tienen bastante patas arriba.

También la escuchábamos afirmar estos días que era contraria a la concesión de indultos, cuando ella misma ha votado a favor de indultar a los políticos catalanes condenados por el “procés” y a  favor de  la ley de Amnistía, que traerá a España al fugado Puigdemont, condenado en otros delitos por malversación. Lo suyo sí que es inaudito, como inaudito es que siendo la cuarta fuerza política sea vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo.

Señora ministra, bájese del cohete porque su Gobierno ha indultado a políticos que cometieron un Golpe de Estado contra este país y delitos de corrupción por malversación de caudales públicos. Todo lo que ahora quiere prohibir mediante una ley, ya estaba antes de que eliminaran el indulto y la malversación del Código Penal.

Su imagen ridícula junto al portavoz de su formación Iñigo Errejón, otrora defensor del régimen chavista, buscando pellets en las playas de Galicia para equipararlo con el desastre ecológico que supuso el hundimiento del Prestige, marcan un antes y un después en la política española.

Tras los pésimos resultados obtenidos por su formación Sumar en Galicia que se quedó fuera del Parlamento de la Xunta, no le hemos escuchado ni una sola palabra de autocrítica.

Se arroga el éxito de la reforma laboral, cómo si el mérito fuera únicamente suyo. La reforma laboral fue posible porque hubo un acuerdo con los agentes sociales, es decir, sindicatos y patronal.

Si es que se le puede llamar éxito a que España siga liderando el desempleo en Europa, con una tasa de paro cercana al 12%, que en el caso de los menores de 25 años llega al 28,6%. No parece que sea para colgarse medallas.