Alexis Rubert, Vila-real

Tenía enfrente el conjunto amarillo a un equipo que cuida el balón, que actúa con lógica, que deja jugar, pero que está tremendamente gafado desde que el Bayern le eliminó en los cuartos de la Copa de la UEFA y el Valencia le borró en la final de la Copa del Rey. No es el mismo el equipo madrileño que en el inicio de la temporada y ahí emergió el Villarreal para ofrecer un recital sobre el césped que acabó en 2-0 pero pudo finalizar en una goleada tan abultada como histórica esta siendo esta campaña.

Recital ofensivo

Salvó el Villarreal dos o tres llegadas peligrosas del Getafe para tomar impulso y poner en aprieto la portería defendida por Abbondanzieri. Marcos Senna avisó con un lanzamiento desde fuera del área que «Pato» envió a córner como pudo. Poco después fue el italiano Rossi quien avisó con un remate de tacón que obligó al cancerbero argentino a responder con una buena dosis de reflejos.

Y de la acción de Rossi a otra del mismo protagonista, pues Cazorla le mandó un balón al área, el italiano realizó una acción individual extraordinaria y le cedió el cuero a Nihat, que estaba solo en las proximidades del otro palo. No falló el delantero en el remate y ahí llegó un gol tranquilizador y una celebración como se preveía por la reciente paternidad del futbolista del submarino.

Rossi, muy activo en la tarde de ayer, pudo marcar apenas un minuto después, al chutar de forma acrobática y rozar el gol, pese a estar defendido por dos getafenses que le cerraban el camino. También pudo marcar Senna, en un centro de Capdevila que el hispano-brasileño cabeceó con decisión, aunque ligeramente desviado por encima del travesaño. Era otro aviso importante.

Y quien alerta no es responsable del peligro consumado. A falta de un minuto para el final del primer tiempo, la inercia ofensiva del Villarreal -especialmente al contragolpe- trajo nuevos frutos. Rossi combinó con Pirès dentro del área y el francés vio, de nuevo en situación inmejorable, a su compañero Nihat en el otro extremo. Allí acabó la pelota y el delantero turco se aseguró el gol como debía. Se acomodó el esférico, recortó y casi rompió la red de un chut espectacular. Era el 2-0 y los tres puntos estaban cerca del saco amarillo.

Activo segundo tiempo

La segunda parte comenzó con la misma intensidad. El submarino era consciente de que podía sentenciar el partido si acertaba ante Abbondanzieri. La efectividad de los amarillos estaba siendo alta y el Getafe mostraba un fútbol honrado, caracterizado por el buen trato del balón y por dejarle al Villarreal unos espacios que no dudaron en aprovechar los jugadores que entrena Pellegrini, quien le ganaba la partida a Laudrup, que ofreció un buen planteamiento del encuentro pero volvió a acusar goles del rival que le condenaron.

Pellegrini sabía que, aunque el Getafe no iba a arrojar la toalla, era el momento de dar descanso a algunos jugadores pensando en el encuentro del miércoles en el campo del Recreativo. De esta manera, Nihat pasó al banquillo y fue Tomasson el jugador elegido para tratar de mantener la eficacia.

Hasta dos ocasiones claras erró el delantero danés, que no tiene ritmo de partidos y fue víctima de su propia desesperación en dos remates en los que rozó el gol sin fortuna. El primero de ellos acabó en el palo y el segundo en el cuerpo del portero del Getafe. Tampoco la tuvo el defensa Capdevila, quien a falta de un minuto para el final del encuentro envió el esférico al travesaño y dio pie a otro lanzamiento de Cani que acabó por encima de la portería de Abbondanzieri, quien ayer no tuvo demasiado tiempo para aburrirse por las permanentes llegadas de los locales.

Más cerca del objetivo

Cani y Matías Fernández representaron en el césped la savia nueva que necesitaba el equipo en los minutos finales. También se divirtieron ambos al gozar de los espacios suficientes como para practicar un juego efectivo y plástico, pues pocos equipos han asistido esta temporada a la cita en El Madrigal con una propuesta futbolística en la que el trato del balón está por encima de todo, pese a estar incluso en una situación complicada en la clasificación al no tener asegurada la permanencia.

Se lo pasó en grande la afición del Villarreal en el encuentro, confirmando que la comunión entre los seguidores y el equipo es necesaria para asegurar cuanto antes la segunda plaza de la Liga. A este ritmo, el submarino va camino de llegar al enfrentamiento con el Deportivo con los deberes hechos y con ganas de festejar -se lo merece- la excepcional temporada llevada a cabo.