La concatedral de Santa María de Castelló acogió ayer a las 18:00 horas una multitudinaria unción de enfermos que culminó la llamada Pascua del Enfermo que se inicia con la fiesta de la Virgen de Lourdes, el 11 de febrero y que este año tiene por lema «Salud y sabiduría del corazón». Siguiendo la pauta del año pasado, la Delegación Diocesana de Pastoral de la Salud acogió a más de 150 personas aquejadas de diversas dolencias, tanto físicas como psicológicas. El obispo de la Diócesis de Segorbe-Castelló, Casimiro López Llorente, presidió la eucaristía en la que se administró este sacramento con el óleo bendecido en la Misa Crismal.

Durante los días previos, las parroquias han dado a conocer este acto de modo que los interesados se han puesto en contacto con los sacerdotes para poder participar. La unción de enfermos es una práctica que ya se realizaba en la época de los Apóstoles. «Jesús, de hecho, enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y los que sufren y les transmitió la capacidad y el deber de continuar a donar en su nombre y según su corazón el alivio y la paz, a través de la gracia especial de este sacramento», explican desde el obispado. «El sacerdote y los que están presentes en la unción de enfermos representan a toda la comunidad cristiana que como un único cuerpo con Jesús rodea a todo el que sufre y a sus familiares, alimentando en ellos la fe y la esperanza, sosteniéndolos con la oración y con el calor fraterno», concluyen.