a enfermería del Villarreal sigue a pleno rendimiento y no es nuevo. Por alguna razón que uno no entiende, esa particular plaga azota a la plantilla del submarino a pleno rendimiento. Las bajas lo son de muy largas o menos en tiempo de recuperación, según sea la gravedad en cada caso, pero al margen las de largo recorrido, casos de Musacchio o Asenjo y más recientemente a la de Adrián. Todas las demás tienen un carácter muscular que van minando uno tras otro a buena parte de la plantilla. Forzada o así parece alguna reaparición, el jugador afectado vuelve a resentirse y vuelta a empezar, y así una semana y otra más, que ponen en riesgo el rendimiento de un equipo cuya plantilla fue planificada y resuelta con teórico acierto.

Ahora mismo, todo y los últimos resultados ciertamente mediocres, la clasificación del equipo presenta unos resultados clasificatorios espectaculares, más consecuencia de los resultados cosechados por los rivales que por méritos propios. El otro gran hándicap tiene que ver con la escasez de servicios en condiciones de ser aprovechados por los puntas a los que apenas llegan balones en condiciones de ser rematados por aquellos futbolistas que, en principio, debían ser los goleadores. Sin ir más lejos, el empate ante el Eibar fue la consecuencia del gol conseguido por Jaume Costa, que se suma a la lista de goleadores, en claro mimetismo con su compañero de línea, Mario. Soldado, el gran fichaje de este año, tiene que batirse el cobre más solo que el náufrago de la isla desierta, tira desmarques, se mueve hacia las bandas, baja a recuperar balones y hasta defiende llegado el caso, pero ni sombra del goleador que es, porque sigue sin recibir balones en condiciones de crear peligro. Rodeado de futbolistas de gran talento, desde los Samus a Nahuel, de Denis a Dos Santos, no puede decirse que falte potencial, si bien es necesario reconocer que Bruno no está en su mejor momento desde su última lesión y su habitual compañero de línea, Trigueros, carece del compromiso que permitiría el rendimiento que todos esperamos de él.

Llega otro vendaval de partidos complicados a razón de dos por semana y ante rivales de fuste, que una vez más pilla a la plantilla descompensada por cuestión de lesionados, tocados o mediopensionistas. Disputar tres competiciones no es asunto menor, sobre todo cuando difícilmente se alcanza una plantilla suficiente, por obra y gracia de lesiones y más lesiones. Musacchio sigue sin estar a punto después de mucho tiempo ya en el dique seco, mientras hay que hacer diabluras exigidas una vez más por lesiones. En el último partido volvieron a caer así Bailly como Bonera y una vez más se tendrá que improvisar un centro de la defensa que garantice, al menos, la seguridad para la cueva propia. En la Liga el Villarreal ocupa puesto de Champions y cualquier lector encontrará en esta columna alguna exageración en el juicio del periodista. Y estará en su derecho.