Pocos jugadores han vivido tanto y tan intensamente con el Villarreal. Desde que aterrizara en Miralcamp desde River Plate, donde debutó con apenas 16 años, Mateo Musacchio se curtió en el filial amarillo en Segunda, compitió en Europa con el primer equipo, sufrió un descenso, festejó un ascenso, anduvo cerca de salir traspasado y, cuando rozaba el sueño de disputar la Copa América con la albiceleste, se lesionó de gravedad, fracturándose el peroné hace siete meses. El central de 25 años, internacional argentino, volvió el domingo a pisar El Madrigal, al sustituir a Dos Santos en la recta final del duelo con el Rayo Vallecano. La afición amarilla lo recibió con una significativa ovación. «El regreso de Mateo es un alivio», secundó Marcelino, el entrenador.

Musacchio, que ya jugó en Huesca en la ida de la eliminatoria de la Copa del Rey, se mostró «muy contento por las sensaciones, y sobre todo tras volver a jugar con normalidad, porque era importante ver cómo iban las cosas tras tanto tiempo y las sensaciones personales son todas muy positivas», tras estos dos primeros partidos una vez recuperado.

«Para superar estos meses», comentó Musacchio, «ha sido muy importante el apoyo de el club, el trabajo de los médicos, el apoyo de mis compañeros y sobre todo de la gente que desde el principio estuvieron a mí lado y mostrándome mucho cariño».

Brazos abiertos

Como no podía ser de otra manera, el entrenador del Villarreal recibió con los brazos abiertos el regreso de un futbolista llamado a competir con Víctor Ruiz y Bailly por la titularidad. «El regreso de Mateo es un alivio y una alegría para todos», afirmó Marcelino García Toral. «Para el equipo era clave el regreso de Mateo, es un jugador de mucho peso para nosotros y era importante tener ya la sensación de que ya está de vuelta», añadió.

Tanto el club como el jugador no han querido precipitar ese regreso. La ausencia ha sido extensa, ya que de de los seis meses iniciales se pasaron a casi ocho. Algo que según el propio Musacchio era «programado» y más una decisión de no «forzar la vuelta si estar del todo bien. Teníamos la idea de que debía regresar cuando las sensaciones fueran las mejores, cuando ni hubiera dudas y eso hemos hecho». Ha vuelto, al final, justo a tiempo. En el momento adecuado.