Entre esta semana y la que viene muchos niños y niñas comienzan o vuelven a la escuela tras el periodo vacacional, momento muy significativo en la rutina de los padres y madres y en la evolución de los niños.

Las criaturas que inician su andadura «académica» por primera vez van completamente a ciegas y, dependiendo del tipo de apego que hayan desarrollado y lo abiertos que se muestren a explorar el mundo que les rodea, les costará más o menos reducir el nivel de ansiedad que provoca lo desconocido. Es muy habitual que lloren al despedirse y al reencontrarse con las figuras de apego (aunque no todos lo hacen), pero eso no quiere decir que lo hayan estado haciendo todo el tiempo de separación. Cada niño necesita su tiempo de adaptación, pero ¿y los papás y mamás? Es muy habitual sentir ambivalencia ante este momento (preocupación-alivio, pena-esperanza, añoranza-posibilidades,?) y sí, también os adaptaréis.

Cuando los niños y las niñas ya tienen la experiencia previa de ir al colegio y además tienen amistades, lo viven de otra manera. El verano es largo y, aunque el cambio de horarios y rutinas no les atraiga, la novedad del nuevo curso, de reencontrarse con los compañeros, de nuevas aulas, profesores y actividades, siempre genera expectativas positivas en ellos. Las madres y padres de estos niños más mayores suelen vivirlo de un modo más positivo y de desahogo.

Aún así, no siempre resultan fáciles los cambios. Por eso vamos a hablar de unos pequeños consejos para hacer más llevadera esta vuelta al cole. Con respecto a los horarios, lo mejor sería comenzar antes del inicio de las clases, ir poco a poco ajustándose al horario tanto de acostado como de levantarse de un día normal de clase.

Aprovechando que todavía hace buen tiempo, que las horas de luz aún aguantan toda la tarde, que no han dado inicio todas las extraescolares y que no tienen horario completo (aquellos sin jornada intensiva), es aconsejable ir rompiendo con los hábitos de las vacaciones paulatinamente. Así, se puede dedicar las tardes a realizar actividades todavía propias de las vacaciones (piscina, playa, parque, helados, quedar con gente,?).

Las madres y padres somos, aunque no siempre lo queramos, ejemplo para los hijos y todo lo que decimos y hacemos hace más mella en ellos que lo que les pedimos que hagan. Por eso,es importante ver cómo hablamos nosotros de nuestros trabajos y del colegio. Si transmitimos ansiedad, desidia, malhumor y desaprobación, nuestros peques reproducirán esos sentimientos. Lo aconsejable es hablar de las posibilidades que les trae el nuevo curso y de que nos tendrán a su lado para superar las dificultades. Nunca mentir o prometer lo que se desconoce o no se sabe si se va a poder cumplir.

La información es poder y da tranquilidad. Por eso, es importante acudir a las reuniones o informarse bien de lo que en ellas se diga. Preguntar al profesorado todas las dudas que se tengan y mantener una actitud colaboradora y de comunicación fluida durante todo el curso.

Lo más importante es, conociendo a nuestros hijos, respetar sus ritmos y que sientan explícita e implícitamente nuestra atención y apoyo. Si vemos que les cuesta más de lo habitual o dura mucho en el tiempo su adaptación, hablar con los profesores es la mejor opción. ¡Feliz vuelta al cole!