Benicàssim ha vuelto a reabrir un convento cercano al polideportivo Torre Sant Vicent gracias a la llegada de cuatro hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret.

Como explicó el párroco de Benicàssim, Luis Oliver, el antiguo convento de las Hermanas del Cristo Sacerdote cerró hace diez años y ahora va a contar con unas nuevas inquilinas: cuatro jóvenes religiosas de la congregación que va a establecer en Benicàssim su primera residencia en un lugar de lengua hispana; «es la primera semilla de esta congregación en el mundo hispanohablante», añade Oliver. Reino Unido, Francia, Israel, Ucrania o Ghana son algunos de los países en los que está presente la congregación de la Sagrada Familia de Nazaret

Las cuatro monjas, que rondan los 35 años, llegaron la semana pasada y, junto a la madre Hanna Zawieja se han instalado en el que será su nuevo hogar. La acogida oficial de ellas cuatro tuvo lugar ayer por la tarde en la parroquia Santo Tomás de Villanueva en una misa que estuvo presidida por el obispo de la diócesis Segorbe-Castelló, Casimiro López.

El carisma de esta congregación, fundada en 1873 en Polonia por la beata Madre Frances Siedliska, consiste en «promover el Reino de Dios dentro de nosotras y alrededor, en especial entre las familias», explicó ayer la madre Hanna Sawieja. «La madre fundadora - añadió la superiora general - nos dijo que fuéramos donde la Iglesia nos necesite, y esto implica estar bien metidas en ella para sentir sus necesidades». Por esto mismo reconocen como el «plan de Dios» la invitación de venir a la Diócesis Segorbe-Castelló, un proyecto que se comenzó a fraguar hace un año y ahora ha podido materializarse.

Como explicó el párroco Luis Oliver, esta congregación se dedica al cuidado de las familias, «su ADN es estar con las familias» y en Benicàssim van a trabajar junto a la parroquia Santo Tomás «con los niños de Comunión, con los padres y en otros menesteres, van a participar de forma muy activa en la comunidad religiosa y habrá colaboración tanto con la parroquia como con la pastoral de la diócesis».

En estos momentos, las cuatro religiosas están centradas en la oración y a acostumbrarse a su nueva vida en Benicàssim y, aunque el convento, que ha contado con diferentes reformas para volver a ser habitable, contará con un espacio reservado para ellas «hay capilla y zonas comunes que pueden visitarse». Dos de las hermanas tienen que aprender el castellano, y quieren conocer bien la cultura y realidad de la diócesis y de España para concretar un apostolado.

La incorporación de esta nueva congregación en el municipio de Benicàssim contrarresta con la partida de las siete monjas clarisas que abandonarán próximamente el convento situado en la plaza de España de Almassora. Las mismas monjas de clausura confirmaron que se marchan a la localidad de Canals, al sur de la provincia de València. La orden de las clarisas ha estado ligada a Almassora durante alrededor de 120 años ya que fue en 1898 cuando abrió el convento en esta localidad de la Plana Alta.