El TAU Castelló se complica la existencia en LEB Oro tras su merecida derrota ante el Covirán Granada (69-78) en una pobre actuación de los de La Plana, que apenas tuvieron momentos de juego brillante y que vivieron un colapso bastante serio en el último y decisivo cuarto que les acabó condenando.

El choque se inició con mucha igualdad y así siguió hasta el descanso. Poco a poco, llegó más aportación de los pívots castellonenses y la anotación del TAU continuó siendo bastante fluida, llegando al término del primer cuarto con unos altos guarismos (23-21). La defensa de los de La Plana apretó bastante más en el siguiente periodo y cuando esto ocurre en los de Toni Ten, pueden hacer transiciones más rápidas. Además, Washburn pasaba por unos minutos de inspiración, por lo que se abrió una pequeña y esperanzadora brecha (34-27, min. 15). Sin embargo, el Covirán Granada se rehizo con armas parecidas a las que le fueron bien al inicio y unos ataques mal definidos por el combinado anfitrión, se llegó al descanso con 41-42 en el luminoso.

Segunda parte

En la reanudación, lo cosa no fue nada fluida para el combinado local, con problemas para afrontar las alternativas defensivas de su rival.

Se llegó al término del tercer cuarto con igualdad u nuevamente con cierta preocupación (56-59), ya que el Covirán Granada no se descomponía, bien liderado en estos momentos por su interior Guille Rubio.

En el último periodo continuó todo muy nivelado. En cuanto pasaron tres minutos, volvió Washburn a pista, pero en pocos segundos cometió su cuarta personal. Aún así, siguió en pista, secundado bajo los tableros por un Javi Lucas que estaba ofreciendo su mejor versión. Llegaron entonces unos minutos de desconcierto en los locales, con selección de tiro precipitada y pocas ideas, lo que dio a alas a los granadinos. Los errores castellonenses se sucedían y las sensaciones eran cada vez perores. La presión en toda la pista y la defensa en zona visitante se atragantaban y poco a poco el Granada se iba despegand , mientras a los jugadores locales se les veía crispados, con cara de disgusto y fijándose demasiado en los árbitros. La situación ya pintaba muy mal, no quedaba tiempo y no hubo un cambio significativo en el juego. Derrota.