Hay historias que deben ser contadas y la suya es una de ellas. Clara Romero Torres (Castelló, 1983) es árbitra de hockey hielo desde hace ocho años. Pero no es una árbitra cualquiera. Más allá de que su deporte sea más o menos mediático o conocido, la deportista castellonense fue la segunda mujer en la historia en arbitrar en Primera División Masculina y, además, la primera en pitar en una competición internacional: la European Championship, en Bielorrusia en 2012.

Pero, ¿cómo llegó Clara Romero al mundo del arbitraje? «Empecé a jugar a hockey hielo en el Hockey Hielo Majadahonda en el 95 casi por casualidad. Vivo en Madrid desde pequeña por el trabajo de mi padre y me gustaba mucho patinar en la pista de hielo que acababan de abrir. Un día, un grupo de chicas vieron que lo hacía muy bien y me preguntaron si me apetecería jugar con ellas. Probé entonces un deporte del que sabía bien poco, empecé a jugar con ellas y ya no paré hasta el 2009», recuerda.

Al igual que sucede en el resto de clubes, la castellonense empezó a competir con chicos, disputando incluso amistosos en Francia, y no se le daba nada mal. Aprendió rápidamente de hockey hielo y el deporte le apasionó. Pero empezó a trabajar y esa circunstancia, unida a una lesión en la espalda que sufrió tras un accidente, le obligaron a dejarlo.

Fue entonces cuando, sin esperarlo, le invitaron a pitar un partido sub-15 en Pamplona y no debió hacerlo del todo mal porque, apenas un mes después, se veía realizando el curso de árbitro en Andorra y empezaba a pitar en Liga Nacional. Ya en 2012 hacía lo propio en el curso internacional. «Que la federación española tenga una árbitro mujer es un plus de cara a la Europea», asegura.

Apoyada y respetada

Lejos de lo que mucha gente pueda pensar al ver los lamentables capítulos de insultos que reciben las mujeres por arbitrar en otros deportes, Clara Romero siempre se ha sentido «muy apoyada y protegida», y no ha tenido ningún problema en la pista. «Los jugadores me tienen mucho respeto y la grada, cuando me ha abucheado, lo ha hecho por ser árbitro, no por ser mujer. Imagino que como jugamos hasta los 17 años los chicos con las chicas existe ese respeto también ahora que soy yo la que pita», argumenta, y no duda en añadir que hay que seguir trabajando por la igualdad en el deporte.

«En el primer partido sénior que pité, iba con las uñas pintadas y vestida como los árbitros: con traje-chaqueta y corbata. Mi jefe se me acercó y me dijo que no hacía falta que llevara la corbata, que yo era una mujer. Y yo le contesté diciéndole que si ellos la llevaban por qué no iba a llevarla yo. Somos todos árbitros y tenemos que ir iguales», recuerda Clara Romero, otra mujer castellonense que ha hecho historia en el deporte.