Lloses, cascall, aleros, mitjeres, pedregals, muros, casetes, caletxa, falca, solsida...son palabras que refieren a lugares comunes en zonas como Vilafranca, donde la pedra en sec es un elemento indisoluble al paisaje. Tanto, que hasta las dos últimas décadas no se levantó la vista más allá del día a día y no se le daba valor al inmenso patrimonio que albergaba la que es sin duda la capital valenciana de la pedra en sec.

Así, en estos años, piedra a piedra, el reconocimiento y el conocimiento sobre la técnica, el patrimonio y la identidad han concluido en la inscripción esta misma semana en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La Unesco ha reconocido esta semana «el arte de construir muros en piedra seca comprende los conocimientos y prácticas sobre su realización con un mero apilamiento de piedras sin usar otros materiales de construcción, salvo tierra también seca en algunas ocasiones».

Una técnica imbricada en el patrimonio en cualquier ribera del Mediterráneo y en puntos del Atlántico. No en vano, incluye a nueve comunidades autónomas en las que este arte está presente: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, Galicia y la Comunitat Valenciana, pero que suma también a Chipre, Grecia (las impulsoras en un principio), Croacia, Suiza, Eslovenia, Francia e Italia. Aunque existen representaciones extensas e importantes también en Gales, Irlanda y, sobre todo en Escocia, donde las estructuras de piedra en seco (dry stone) son conocidas como dykes.

Pedra en sec

En las comarcas de Castelló se encuentran algunas zonas donde una alta densidad de estos elementos constructivos, como las áreas de Vinaròs-Sant Jordi, en el Baix Maestrat; Tírig-Catí-Albocàsser, en l'Alt Maestrat; y Vilafranca-Castellfort, en Els Ports.

Pero también en las comarcas de Alicante destacan los municipios de Callosa d'en Sarrià, Novelda, Crevillent o el Pinoso, con numerosos ejemplos de ribazos, refugios agrícolas o refugios de cantero, construidos en esta técnica y asociados a la antigua extracción minera. En València, igualmente son numerosos, destacando el municipio de Enguera, con un gran número de refugios, llamados 'cucos', repartidos por todo el término municipal.

La técnica de la construcción en piedra en seco destaca por no utilizar ningún tipo de argamasa y balancear la estructura mediante la combinación del peso y los apoyos de la propia piedra. Este elemento destaca en las casetas, cubiertas con una bóveda en las que se superponen niveles de piedras en círculo hasta cerrar la cubierta.

El uso para la construcció en piedra en seco se conoce desde el Neolítico, pero su proliferación, al menos en las comarcas valencianas, se debe al siglo XIX y XX. Es una técnica cultivada principalmente en labores agrarias con un doble propósito: aguantar la escasa tierra en zonas de pendiente mediante la creación de bancales y como depósito por la aparición, precisamente, de multitud de piedras y poca tierra.

Congreso 2011

Vilafranca empezó a tomas conciencia de su patrimonio a finales de la década de los 90, cuando se impulsaron talleres de reparación de desprendimientos, sobre todo en la zona de Les Virtuts. Poco a poco, la localidad fue inventariando, fotografiando y dando a conocer su patrimonio. Un impulso que culminó con la creación del Museu de la Pedra en Sec, inaugurado en octubre de 2006.

No obstante, este trabajo cristalizó en la VI Trobada de la Pedra en Sec dels Païssos Catalans, un congreso en el que hasta 80 expertos de Cataluña, la Comunitat Valenciana, las Islas Baleares, Francia y otros muchos territorios.

El municipio cuenta en la actualidad con más de mil kilómetros de muros de piedra en seco e infinidad de construcciones. Destaca la zona de Les Virtuts y el Pla de Mossorro, donde existe un museo al aire libre que completa la experiencia de visita, pero destaca el minucioso e inmenso trabajo de les Casetes de Calces. La localidad suma así un nuevo patrimonio mundial, junto a las pinturas rupestres del arte levantino.