El próximo sábado 2 de febrero reabre sus puertas el centro termal de El Palasiet de Benicàssim que, en un tiempo record, ha mejorado sus instalaciones tanto en las piscinas de agua marina como en las cabinas de masaje, gimnasios, saunas y vestuarios.

De esta forma, el Palasiet mejora sus instalaciones termales renovando su carta de servicios y tratamientos para la mejora física en ámbitos como la rehabilitación funcional y las terapias contra el envejecimiento y la obesidad. También se renueva la oferta de masajes y de actividades como el yoga, tai chi y actividad física dirigida por entrenadores y personal trainers titulados.

El Palasiet cuenta con un cualificado equipo formado por médicos, fisioterapeutas, masajistas y entrenadores, que se caracterizan por su solvencia técnica y por su dilatada experiencia en este centro termal que es pionero en la talasoterapia en España. Coincidiendo con la reapertura, El Palasiet oferta una completa gama de bonos regalo, especialmente dirigidos a las parejas y familias, con motivo del Día de los Enamorados que se celebra en este mes de febrero. Todos los bonos que se pueden contratar ya en la recepción del Thalasso Hotel o en la página web Palasiet.com ofertan recorridos biomarinos, masajes, tratamientos faciales y corporales de estética y la posibilidad de desayunar, almorzar o cenar el restaurante de El Palasiet.

Carta renovada

Por otra parte, también el día 2 de febrero reabre sus puertas el restaurante panorámico Club Palasiet que se localiza junto a la Vía Verde y frente a la bahía de Benicàssim. Con una carta renovada ofrecerá servicio de cafetería hasta el día 15 de febrero en el que también reanuda su actividad el restaurante que dirige el reconocido chef castellonense Rubén Amorós. Club Palasiet renueva su carta gastronómica pero seguirá ofreciendo los mejores arroces de la Costa Azahar así como una cocina de proximidad con pescados de las lonjas castellonenses, carnes del interior de la provincia y verduras y frutas de las huertas próximas como la alcachofa de Benicarló o la trufa del Maestrat.